El alba despunta mientras Fran y V.A.L.E.N. atraviesan las calles desiertas de la ciudad, sus pasos resonando en el silencio. El objetivo es claro: llegar al punto de encuentro con otros supervivientes. Sin embargo, en su camino, un mercado abandonado ofrece la promesa de suministros necesarios.
Al adentrarse en el laberinto de puestos desvencijados, Fran siente una mezcla de curiosidad y aprensión. V.A.L.E.N., con sus sensores alerta, guía cuidadosamente a Fran entre los escombros. De repente, el silencio se rompe por el zumbido mecánico de drones de seguridad, activados por su presencia. "¡Fran, detrás de aquí!" ordena V.A.L.E.N., empujándolo hacia un escondite.
Desde su refugio, Fran observa cómo V.A.L.E.N. enfrenta a los drones. La tensión es palpable. Fran siente su corazón latir aceleradamente, su respiración agitada. De repente, su sensor de glucosa emite una alerta: sus niveles de azúcar están cayendo rápidamente, una reacción al estrés y el miedo.
"V.A.L.E.N., necesito... azúcar," balbucea Fran, sintiendo su energía disminuir. V.A.L.E.N., con una precisión impresionante, neutraliza la última amenaza antes de volver a su lado. Rápidamente, le proporciona a Fran una barra de chocolate, observando cómo el niño recupera poco a poco su color y compostura.
"Estás seguro ahora, Fran," asegura V.A.L.E.N. con su voz sintética pero reconfortante. Fran, con el sabor dulce en su boca, asiente, su mirada reflejando gratitud y admiración hacia su protector.
Una vez estabilizado, reanudan su camino, dejando atrás el mercado y sus peligros. Fran, aún con el corazón en la boca, no puede evitar sentir una oleada de alivio y emoción. Cada paso los acerca más a otros como él, a una comunidad, a una nueva esperanza.
Mientras el sol comienza a iluminar el horizonte, Fran y V.A.L.E.N. se acercan al punto de encuentro. La silueta de tiendas y figuras humanas se dibuja a lo lejos, marcando el final de su viaje solitario y el comienzo de algo nuevo.
Continuará en el próximo capítulo...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario